Gary Player, el golfista, afirmaba: «¡Cuanto más practico, más suerte tengo!», y esta idea refleja una gran verdad. La práctica resulta esencial para generar confianza y consolidar la estructura y efectividad de cualquier presentación.

Practicar no consiste en memorizar, sino en transformar. Este proceso permite que las palabras fluyan con naturalidad, como si se tratara de una conversación relajada. La autenticidad no ocurre de manera espontánea, sino que se construye al interiorizar el mensaje y sincronizar gestos, pausas y palabras con la intención deseada para la presentación.

El resultado de este esfuerzo es una conexión auténtica con la audiencia y una mayor seguridad en el escenario. Más allá de la preparación, la práctica impulsa la confianza y mejora las habilidades comunicativas.

¡Hacer de la práctica un hábito convierte cualquier presentación en una experiencia única